Estamos inmersos en una nueva Cuaresma, uno de los llamados tiempos “fuertes” de la Iglesia. Son unos días importantes que se nos ofrecen para prepararnos hacia una de las grandes celebraciones del cristianismo, como es la celebración de la Pascua, la Resurrección del Señor. Para ello, la Iglesia nos propone especialmente realizar una serie de signos en esta época del año litúrgico, como es el ayuno (penitencia), la caridad y la oración, elementos estos que coinciden plenamente con el lema de nuestra corporación y desde la cual ponemos todo el empeño posible para llevarlo a cabo.
Es un tiempo para vivirlo plenamente, para convertirnos, para acercarnos al Señor y como no podía ser de otra forma tenemos un importante instrumento para ello, como es la Hermandad.
En estos días cuaresmales nuestra cofradía celebra sus cultos penitenciales, especialmente dedicados a nuestro Titular cristífero, el Santísimo Cristo de Pasión y Muerte, por ello, qué mejor momento para acercarnos a nuestra parroquia o a nuestra Casa de Hermandad para vivir el día a día de la corporación, para orar ante nuestros Titulares o para charlar con nuestros hermanos.
Durante los viernes cuaresmales rememoramos de forma sencilla pero efectiva, el camino hacia el Calvario que sufrió Nuestro Señor Jesucristo, mediante el rezo del vía crucis por el interior de nuestro templo parroquial. De esta forma será la propia imagen del Santísimo Cristo la que devuelva la visita a todos los fieles que lo visitan con asiduidad, el tercer viernes de Cuaresma, rezando el piadoso ejercicio del vía crucis por las calles de nuestra feligresía.
Y así, sin darnos cuenta llegamos a la celebración del Solemne Quinario que nuestra corporación dedica anualmente a nuestro Titular y que este año transcurrirá entre el día 25 y el 29 de marzo, culminándose con la Función Solemne en su honor el domingo 30. Son días especialmente dedicados a él, en los que además podemos acercarnos a besar sus pies como señal de amor y reverencia.
Por último y como culminación de estos cultos cuaresmales que ofrece nuestra Hermandad, llevaremos a cabo el que es nuestro principal culto externo por las calles de nuestra ciudad, al cual debemos acudir revestidos de nuestra túnica nazarena para dar testimonio de fe, principal fin de una cofradía en la calle. Será el Viernes de Dolores, 11 de abril (D. M.)
Vivamos entonces estos días llenos de espiritualidad, unidos en hermandad y disfrutando al máximo de los mismos, para que cuando volvamos a nuestro templo en la madrugada del 12 de abril, nos sintamos plenos y orgullosos de haber completado una nueva Estación de Penitencia, como culmen de nuestra particular Cuaresma y con miras a la pronta llegada de la Pascua.
D. Manuel Pablo Rodríguez Rodríguez
Diputado de Cultos y Formación