Estimados hermanos en el Señor:
Nuestro Santo Padre, el Papa Francisco, nos invita a celebrar desde el próximo día 8 de Diciembre de este Año de Nuestro Señor de 2015, festividad de la Inmaculada Concepción, hasta el día 20 de Noviembre de 2016, el Año de la Misericordia.
Sin olvidarnos de la exhortación apostólica Evangelii Gaudium, documento programático del pontificado del Santo Padre, debemos hacer nuestra la bula Misericordiae Vultus, por la que Su Santidad realiza la convocatoria del Año de la Misericordia.
Por igual, la encíclica Laudato si’, compromete a toda la cristiandad al cuidado de la creación.
La misericordia es uno de los contenidos centrales de la fe cristiana. Su Santidad no revoca con su bula ni un ápice de la tradición cristiana. A la luz del rostro de Cristo, debemos día a día practicar la oración, la contemplación y el servicio a los hermanos. Es Jesucristo la verdadera imagen del Padre, rico en misericordia. Es el mismo Dios el que se hace llamar “Dios compasivo y misericordioso, lento a la ira, y rico en amor y fidelidad” (Ex 34,6).
Tal y como nos indica nuestro Arzobispo en su carta de presentación del nuevo Curso Pastoral, debemos sentirnos invitados a celebrar este gran acontecimiento: “levantaos, vamos” (Mc 14,42).
Como cofrades y siguiendo el hilo de las palabras papales, debemos actuar principalmente en las “periferias existenciales”, refiriéndose a los ámbitos del mundo y de nuestras circunstancias más cercanas, donde los hermanos viven en la marginalidad, faltos de la misericordia de los demás, escasos de todo y abandonados por todos. Estamos llamados a escuchar los gritos de nuestros hermanos, silenciados muchas veces por nuestra indiferencia.
Nos comentaba Don Antonio Jesús Rodríguez de Rojas SDB, en la charla impartida en nuestra Parroquia dentro de los Ciclos de Formación que anualmente celebramos las Hermandades de Penitencia del Arciprestazgo de Triana y Los Remedios: ¡Ojalá que el incienso y la música, el rachear de los pies y la voz del capataz sean siempre expresión de un compromiso cofrade, no una droga adormeciente, bonita, que emboba a la gente en pleno siglo XXI, cuando las puertas de la Iglesia se abren cada vez más, cuando los cristianos nos disponemos a viajar a esas periferias a las que se refiere el Papa!
Como asociaciones de seglares reconocidas por la Iglesia, las Hermandades y Cofradías nacemos desde la religiosidad popular y nos adentramos en la profundidad de la vida litúrgica eclesial. Es entre estos dos polos donde debemos abrir un inmenso campo de actuación en el terreno de la misericordia.
La religiosidad popular no puede estancarse en una celebración religiosa. Como cofrades debemos implicarnos en un camino de formación, de realización de la misericordia desde la Providencia amorosa de Dios, punto clave la fe cristiana del pueblo.
Desde la Delegación Diocesana para Hermandades y Cofradías se nos insta al estudio de las obras de misericordia y su aplicación en la vida cristiana actual, a reflexionar sobre el documento “La Iglesia, servidora de los pobres” de la Conferencia Episcopal Española y a acercarnos la sacramento de la penitencia como fuente de la misericordia de Dios.
Mucha es la labor que tenemos por delante. Ánimo.
Por último, desear de todo corazón, que os encontréis perfectamente en cuanto a la salud se refiere y, lo que es aún más importante, llenos de la Gracia de Dios Nuestro Señor. Que Nuestros Amantísimos Titulares queden con vosotros.
Vuestro Hermano Mayor,
D. Antonio Martín Manzano