Un
abanico fundamental en el discurrir de la sociedad actual, el gesto más hermoso
que un ser humano pueda llegar a ejercer es, sin duda, la solidaridad. Y en nuestro
barrio, por fortuna, este hermoso apelativo que aboga por la ayuda al prójimo abunda.
Asociaciones, entidades, particulares, hermandades, parroquias…, mil formas de
caridad en cientos de calles que nos llevan a una ‘Triana Solidaria’.
Nuestra
primera parada la tenemos en la calle Virgen de Fátima. En este rincón, una hermandad
de negro ruán y de reluciente alma tiende su mano desde hace siete años a
familias necesitadas a las que abastece de cientos y cientos de miles de kilos
de comida. El derecho a ser alimentado es el objetivo esencial del Banco de
Alimentos Santísimo Cristo de Pasión y Muerte.
“La
coyuntura actual de la sociedad necesita todas las manos posibles, y por
supuesto las hermandades, como parte importantísima de la Iglesia en Sevilla,
deben ser y son ejemplo de solidaridad”, nos dice Hugo Fagés, diputado de
Caridad de la corporación del Viernes de Dolores y responsable del citado banco
de alimentos. Hugo, respaldado por un buen número de voluntarios, todos estos
pertenecientes a la hermandad, se reúnen semanalmente para organizar el
desembarco de unos 350 kilos de comida al mes para abastecer a hogares del
barrio que padecen en silencio la crisis territorial. El buen hacer de estos
verdaderos ángeles custodios posibilita que hoy en día al menos a ocho familias
de la feligresía no les falte un plato caliente sobre la mesa.
Ninguna
de las familias a las que actualmente ayudan tienen algún miembro dentro de la nómina
de la hermandad. Es decir, nada de exclusividad a hermanos, sino que es una fuente
de caridad para todo aquel que lo requiere, sea o no de Pasión y Muerte.
“Los
alimentos fundamentalmente salen del presupuesto anual de la Hermandad, además
de muchas personas que prefieren mantener el anonimato. Y desde hace un mes, el
supermercado DIA de la calle Virgen de Aguas-Santas nos dona muchos alimentos
que están en fechas próximas a caducar”, comenta Hugo. Y todo es poco para
recargar día tras día un banco repleto de ilusiones y buenas obras. Debido al
crecimiento de peticiones que reciben anualmente deben estudiar cada una de las
circunstancias de las familias solicitantes. No sólo sus situaciones
económicas, sino las necesidades propias de cada una de ellas: número de
componentes, si tienen niños y de qué edades, alergias, intolerancias
alimentarias, etc… Por ello, en nuestras posibilidades individuales está
también el poder formar parte de esta obra social aportando nuestro granito de
arena.
Aquellos
kilos de comida que nos sobran en las despensas o podemos comprar en los
supermercados siempre serán más que bien recibidos en un banco de alimentos que
abre sus puertas los lunes, jueves y viernes de 19 a 20.30 horas en la casa
hermandad, sita en calle Enrique Mensaque nº 10. También, por si el tiempo apremia
y no tienen la posibilidad de acudir personalmente, existe la opción de internet.
A través del correo electrónico bancoalimentospasionymuerte@gmail.com pueden
contactar con Hugo y los voluntarios para colaborar. Por supuesto, esta es la
vía para toda aquella familia que requiera de la ayuda del banco de alimentos. Como
reflexión final, una dulce melancolía sobre lo gratificante en cuerpo y alma de
aquel que obra el hermoso gesto de la caridad.
Dice
Hugo Fagés: “la Caridad, como tal, siempre ofrece más beneficios espirituales al
que la practica que al que la recibe. Además se crean vínculos afectivos muy fuertes
con las familias que buscan la ayuda del Banco de Alimentos Santísimo Cristo de
Pasión y Muerte”.
Moisés Ruz Lorenzo
TRIANA CRÓNICA (Noviembre 2012)